- La política exterior española se ha «presidencializado» este año, con mucho protagonismo de Pedro Sánchez
- Se ha conseguido mantener la coalición a salvo de las desavenencias por la guerra de Ucrania o el apoyo de Sánchez al plan marroquí para el Sáhara Occidental
- Al éxito de la cumbre de la OTAN se contrapone la tensión con Argelia y las dudas sobre el acercamiento a Marruecos o el Tratado de Gibraltar

Este ha sido un año trepidante para la diplomacia española.
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Esa presidencialización se notó especialmente en el tema de Marruecos. Todo comenzó en marzo, cuando, por sorpresa, la Casa Real de Marruecos publicó una carta que había enviado Sánchez al monarca alauíta, Mohamed VI. Le expresaba su apoyo al plan marroquí para dar al Sáhara Occidental ocupado una situación de autonomía sin llevar a cabo ningún referéndum de independencia, que es la vía propuesta por Naciones Unidas. Esa era, en palabras de Sánchez, la solución “más seria, realista y creíble” para solucionar el diferendo.
El PSOE se quedó solo. Ni siquiera su socio de coalición de Gobierno le apoyó. El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, calificó de “lamentable” la nueva posición del Gobierno hacia el Sáhara. La del PP, Cuca Gamarra, de “chapuza”. En la misma línea se pronunciaron Vox y el resto de los grupos, de los grandes a los pequeños, tras un debate parlamentario sobre el asunto que encendió los ánimos. También en Argel. Tras escuchar al presidente español en sede parlamentaria, y después de haber retirado al embajador en España, el Gobierno argelino (valedor del Frente Polisario saharaui refugiado en los campos argelinos de Tinduf) suspendió el tratado de Amistad con nuestro país. Emprendió una serie de represalias comerciales que han hecho perder decenas de millones de euros a las empresas exportadoras españolas y que todavía persisten. Albares fue a Bruselas a pedir ayuda, pues es la Unión la que debe velar por que se cumpla el acuerdo comercial entre la UE y Argelia. Hasta la fecha, la Comisión no ha ejecutado ninguna de las salvaguardas contractuales que le permitirían defender la posición española, discriminada por Argelia al imponer un veto de facto a sus mercancías.
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POLÍTICA EXTERIOR Así ha sido el año del frenesí diplomático español | El Periódico de España